miércoles, junio 28, 2006

ENTREVISTA A CESAR AEDO: EL GRAN MIMO MORMON

César Aedo, el reconocido mimo peruano ha regresado al país y muy pocos saben que es un fiel miembro de la Iglesia . Los editores de este blog lo buscamos y aquí esta su historia.

César Aedo es un comediante que te hace reír como lo sabe hacer un claun. Cuando te instala en su reino de lo absurdo solo le basta arquear una ceja o perseguir a una pulga invisible para que sonrías, rías y hasta des carcajadas.
También despierta tu imaginación, mientras intentas visualizar el mundo que va creando a través de sus gestos y movimientos corporales. Por eso, además - y sobre todo - es un mimo: Aedo llora de rodillas en el escenario vacío porque le han metido un gol, en ese arco que nadie ve y con esa pelota que nos hace imaginar.
Y así, con sus desbarajustes de claun e ilusiones de mimo, Cesar Aedo es “Don Cesar” en el escenario, el personaje con el que ha recorrido el mundo provocando la risa de franceses, indonesios, chilenos y suecos, solo por citar algunos. No ha importado el idioma, el lenguaje universal del humor ha tendido los puentes.
Pero, además, hay otros códigos que le han permitido sentirse como en casa en los países más lejanos. Muy pocos lo saben, pero Aedo es primordialmente la cabeza de un hogar miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Por eso, a donde llegó con su arte, siempre encontró conciudadanos: “Lo primero que hago cuando llego a un lugar, es buscar en las paginas amarillas donde esta la iglesia y ahí voy aunque muchas veces no entienda el idioma. El espíritu siempre es el mismo”, dice.
Esa capacidad de comunicarse y de sentirse cómodo en cualquier lugar del mundo la fue adquiriendo desde niño. El idioma del humor y el conocimiento del Evangelio de Jesucristo, llegaron a él en la primera edad.

Luchando contra la máquina

Cuando tenía 8 años vio por primera vez a sus primeros maestros. Charles Chaplin, Buster Keaton, Laurel y Hardy lo hacían morirse de risa, sin decir una sola palabra y en blanco y negro. Los veía todos los sábados en la parroquia de Magdalena del Mar luego de sus clases de catecismo. El niño César los imitaba y aprendía, tal vez sin darse cuenta, a contar historias sin hablar. Sus gestos y tics corporales que hoy provocan situaciones hilarantes en el escenario y lágrimas de risa en la platea, tiene su génesis en esos días de cine mudo.
Entonces, el niño se hizo habitué en cuanta actuación escolar se organizara. Bailaba, recitaba y cantaba; y cuando se aproximaba a los 10 años, se encontró con el camino que sería determinante en las decisiones de su vida futura.
Sus padres, fueron creyentes desde siempre. Buscaban una iglesia que sintieran que fuera correcta para unirse a ella. Recibían visitas de congregaciones, y estuvieron a punto de formar parte de una. Con el deseo de tomar la mejor decisión para su familia, una tarde su padre se arrodillo a orar para pedir a Dios que le ayude. Esa misma tarde dos jóvenes de camisa blanca y corbata tocaron su puerta. “Mi papa oro profundamente, quería bautizarse en una iglesia correcta y a la media hora tocaron la puerta los Elderes y le dijeron a mi mama que buscaban al papá del hogar”, recuerda Aedo. En ese momento no los podía atender, pero los invitó a regresar por la noche. “Cuando cerró la puerta le dijo a mi mama, esta es la iglesia verdadera. Desde esa época hemos sido miembros activos, mis padres, mis nueve hermanos y yo”, afirma. Los Elderes Greenhard y Rogers y el valioso mensaje que traían llegaron como una respuesta a la oración de su padre. En la iglesia, paso por todas las organizaciones desde que ingresó a la primaria. Y en los show de talentos siempre se hizo presente. Algunos hermanos lo recuerdan presentando números novedosos, como aquel en el que representó a dos personajes: David y Goliat. Se movía a un extremo de la tarima y era el pequeño David y cuando giraba hacia el otro se convertía en el gigante filisteo. Ya era un mimo desde esa época, pero a un nivel amateur, nos cuenta.

Aedo en Grand Prix imaginario

Luego llegó el tiempo de tomar sus primeras decisiones importantes. Como luego lo hicieron sus dos hermanos varones, se alisto como misionero. Por dos años toco puertas y abrió su boca en varias ciudades del Perú, para compartir el mensaje del evangelio restaurado. Ese tiempo de servicio a Dios, él lo recuerda como dos de los mejores años de su vida y como la causa de las más grandes bendiciones que ha recibido, “una esposa genial y tres hijos con los que estamos sellados en el templo, es lo mejor que puedo tener”, nos dice, moviendo sus manos como queriendo atrapar en ellas toda la emoción que le produce hablar de su familia. Pero antes de tener el hogar que hoy tiene, fue un Joven Adulto Soltero que al regresar de su misión decidió ir a Europa a estudiar. No tenia los recursos económicos suficientes para hacerlo, pero si determinación y talento. Casi como un mochilero inició su viaje con el dinero suficiente para ir desde Lima a Bogota en Bus. En la capital colombiana fue donde por primera vez puso a prueba su talento en una plaza pública. La platea de la calle bogotana quedo encantada con las improvisaciones del joven peruano y en tres días ya tenia el dinero suficiente para ir en avión hasta Panamá, la última parada antes de enrumbar a Europa. En esa ciudad también actuó, incluso hizo cuatro funciones a teatro lleno.

Paseando a ¨ invisible¨, su perrito

Así llegó a Paris, donde una fría mañana esperó bajo la nieve frente a la escuela del famoso mimo Marcel Marceau. Cuando por fin lo vio salir, lo abordó con un incipiente francés y le pidió ser admitido como alumno suyo. El maestro le dijo que podía venir a la mañana siguiente para una audición. No desperdició la oportunidad y se quedó por tres años y medio. Luego estudio con Etienne Decroux, quien había sido el maestro de Marceau. Aedo aprendió de los mejores y con ese bagaje y una gran confianza en su talento, salió a las calles europeas. Fue allí donde fue visto por el dueño de uno de los más renombrados circos de Europa y lo contrataron. Iniciaba su carrera en giras por ciudades del viejo continente, bajo la carpa de un circo de lujo. Pero de pronto, decidió dejarlo, porque además de cómico, Aedo es un romántico. A Lisa la vio por primera vez en una reunión de la iglesia en París. Ella era una joven Santo de los Últimos Días noruega que muy pronto partiría a Estados Unidos a estudiar. Era la chica con quien quería casarse y no perderla significaba ir tras de ella. Y así fue, con Lisa en Norteamérica empezó todo de nuevo. Hoy tienen 19 años de matrimonio y recientemente declaró a un diario limeño que es ella quien lo mantiene activo. En las calles de Nueva York, fue descubierto nuevamente, esta vez por el Big Apple Circus y desde entonces no ha parado. Hoy es un gran productor de espectáculos. Sus producciones “El vuelo del Cóndor” y el "Odysea: Aquaventure" han sido visto por miles de personas en el Sea World de Orlando, Florida. Precisamente con el primero de ellos regresó al Perú en el 2005 y se constituyó en el espectáculo más importante del año. Un detalle adicional y que tal vez paso desapercibido es que fueron jóvenes SUD los que trabajaron como recepcionistas y acomodadores en ese acontecimiento.

Espectadores participando de la puesta en escena

Hoy esta en el Perú con Lisa, decidido a quedarse. Ha dicho que quiere hacer un aporte al desarrollo del arte y la cultura de su país con todo lo que ha aprendido. Y como siempre, tiene la disposición de continuar dando de sus dones en la iglesia. En su barrio de la estaca Surco, ha sido llamado como director de Asuntos Culturales. Nos cuenta que pese a lo recargada que suele estar su agenda artística, siempre se da un tiempo para servir en la iglesia; antes de regresar al Perú trabajaba con los Hombres de Jóvenes de su barrio en los Estados Unidos. Como primer paso para finalmente establecerse en Lima, viene haciendo de las suyas con “Don César”, su personaje y álter ego. A través de un show unipersonal titulado “Don Cesar City” nos ofrece una visión de este mundo aturdido de polución, ruidos y caos y de cómo enfrentarlo e intentar salir ilesos. A través del humor y el silencio lo cuestiona y se protege. Es como estar en el mundo y no pertenecer a el. Se ríe de los vicios de la sociedad moderna y el público ríe con él, con quien interactúa en varios segmentos del espectáculo. Se vale de sus movimientos y de los objetos que su inmensa creatividad la he permitido inventar. De ese modo tiene un pañuelo que además de secar el sudor rebota en el piso o a su fiel e invisible perrito que pasea con una soga que flota en el aire. En un momento del show realiza su acto más celebrado, una maleta se le queda suspendida en el aire, impidiéndole seguir con su camino. Don Cesar jala y empuja de todos los lados y el público queda fascinado por la ilusión de ese objeto detenido en el espacio. Luego se da cuenta del problema: un globo metido en la maleta, lo saca, sigue su camino y los espectadores ríen. La escena puede ser tal vez solo un ejercicio de humor. ¿Pero no es acaso el humor el que nos permite ver a los problemas o durezas de la vida como globos en la maleta?

Aedo lidiando con su famosa maleta

Así como el humor, el evangelio de Jesucristo, que lo abarca, nos da una perspectiva distinta de la vida. Una visión positiva y por eso permanecemos con esperanza. Desde niño ese conocimiento a formado parte de su vida y por eso tal vez tiene la necesidad de hacernos reír. Aedo ha recorrido el mundo, se ha presentado en los más renombrados escenarios, personalidades del mundo del arte han elogiado su trabajo, sin embargo lo mejor que admite haber hecho tiene que ver con las decisiones que tuvo que tomar como miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días: ser un honrado poseedor del Sacerdocio, servir en una misión, casarse en un santo Templo y ser un buen padre. Esos han sido los hilos conductores de su vida y por eso su éxito profesional se engrandece.

César Aedo: El Mimo Mormón

Al final de la función nos ha concedido amablemente una conversación, parte de la cual esta registrada en este artículo. Pese a que estuvo en escena por hora y media, sigue siendo muy expresivo y se emociona cuando evoca sus mejores recuerdos. Su esposa y uno de sus hijos lo esperan en su auto. Nos despedimos, y lo vemos irse de prisa al encuentro de su familia, el más preciado de sus logros.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me parece una historia muy interesante y realmente un gran aliento para los jovenes q tienen grandes suenos y luchan por hacerlos realidad!!
keep it up!!!

Anónimo dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Gonzalo Palacios dijo...

Gracias por tu comentario. Sí sabía que César Aedo era uno de los nuestros. Muy agradable la lectura del post, uno siempre busca modelos a los cuales seguir.
Me han dado una buena idea para mi barrio, teníamos un grupo en hotmail, pero no pasó nada. Voy a proponer a mis repres hacer un blog, ah, y gracias por tus palabras. Es más, te agradecería que cuando encuentres notas interesantes me mandes el link, ya?

Un abrazo, ahora un conocido, jeje.